Limosnas: el eterno dilema…

Cualquiera que visite Etiopía tendrá sin duda el recuerdo del enorme número de personas pidiendo por la calle, parece ser un aspecto ineludible a muchos contextos africanos.

Esta realidad es muy compleja, y hay que agudizar las antenas para tratar de entender lo que pasa a nuestro alrededor.

Personalmente he tenido una trabajosa evolución en la postura a tener delante del cotidiano pedido de los más variados tipos de personas.

Empecé siguiendo el consejo de la guía de viaje, que mencionaba un proyecto de comedor para personas en necesidad, donde por 80 centavos de birr se compraba un vale para una comida.

No les regalaba dinero, sino comida, algo que supuestamente necesitaran… pero en mi segundo viaje me advirtieron que de hecho muchos revendían estos vales a 60 o 70 centavos!

Entonces decidí hacer como los locales, que normalmente regalan las monedas.

¿Pero a quién?

Por norma no doy a quien pide, y menos si insiste. Hay que educar que las cosas no se hacen bajo pedido (y esto vale también por los zapatos o los taxis, que se unen al coro de los numerosos y cotidianos abordajes al “ferenji”).

Entonces trato de mirar con antelación, y dar a alguien de forma que sea claro que ha sido una decisión propia y autónoma.

Las mujeres con niños parecieron a primera vista las destinatarias ideales y realmente necesitadas, pero con el tiempo me enteré que hay un mercado de niños de alquiler, bastante fructuoso. Me han hablado de 150etb al día, que permiten alcanzar fácilmente los 400etb de recaudación en buenos lugares (comparen con las ganancias de los oficios de la calle).

A esto hay que añadir que los niños son “condenados” a estar todo el día en la calle, y, cuando son mayorcitos, el dinero fácil ganado de esta forma puede ser un buen pretexto para hacer campana.

Entonces pasé a financiar la causa de los que se arrastran, que tienen las camas tan inertes y deformadas que se desplazan con las manos. Parece obvio que no pueden desempeñar ningún oficio, pero aquí también hay trampa: hay quien, delante a un problema a las piernas, no sigue ningún tratamiento ni ahorra o lucha para una prótesis para lograr algún grado de autonomía de movimiento, porqué… es más rentable ser más desgraciado! Confirmación tuve el día que delante de mis hijos hice una oferta a uno de estos sin casi mirarlo, y luego Juli me pidió: “Porqué le has dado, si tiene anillos y un reloj de oro!!”.

Delante de todas estas dudas, ahora voy optando, muy esporádicamente, por dar a l@s ancian@s, debido a la evidencia que, al no haber seguridad social, resulta demasiado cínico pensar que deban dedicarse a otra cosa para ganar su sustento.

Pero desgraciadamente esta no es ninguna solución, solo un compromiso para decirme que cumplo con el deber moral de compartir lo que tengo.

El problema de fondo es importante, porqué, a parte que seguro hay muchísimas mujeres, niños y inválidos que no tienen otra posibilidad para sobrevivir, por el otro queda el hecho cultural de la facilidad de pedir, porque no se trata solo de enredar a los “ferenji”, ya que la principal fuente de limosnas son los mismos etíopes.

Hay referentes culturales y religiosos muy claros, ejemplo paradigmático puede ser la historia de Belai el caníbal, que después de haber-se comido muchos cristianos, hizo un día caridad a un leproso porque se la pidió en nombre de María; este acto movió la Virgen a interceder por él para que acabara en el paraíso en vez que al infierno.

También los musulmanes tienen un imperativo moral de hacer caridad muy fuerte y sentido.

Algo muy parecido se encuentra también en los innumerables sistemas de subdivisión y repartición de los recursos de las sociedades tribales.

Sin embargo, en el día a día de la capital, queda esta eterna duda de hacer la cosa justa, de que  sea una forma de incitar a que se perpetúe una condición de dependencia, que no se busquen otras salidas o, simplemente, que se de a la persona equivocada.

Encontré muy ilustrador este artículo escrito para una periodista etíope (para que veáis que no son paranoias de ferenji!), que también alza el interrogante a niveles más altos que no el simple limosneo en la calle.

Es en inglés, pero os recomiendo hacer el esfuerzo o traducir con google:

http://www.ezega.com/News/NewsDetails.aspx?Page=news&NewsID=2936

4 respuestas to “Limosnas: el eterno dilema…”

  1. La lectura de » Limosnas:el eterno dilema» me ha sumido en un mar de reflexiones sobre cómo combatir y luchar contra el hambre, contra las tremendas e injustas desigualdades sociales que nos separan a los humanos,contra la marginalidad de aquellos más desfavorecdos en culturas o sociedades sin recursos o con una mala gestión de los mismos o de los sistemas educativos a los que casi nadie puede acceder.
    Me viene al recuerdo de mis experiencias en la India, Latinoamérica y tantos lugares traídos a la memoria por este artículo.
    Te felicito por refrescarnos la memoria , los sentimientos y la solidaridad tan olvbidadizos en esta sociedad en la que vivimos.
    Un fuerte abrazo.

  2. Emmanuel
    Super interesante lo que explicas…. ¿Me dejarás que te entreviste un día por skipe para mi canal de televisión por Internet?
    Está en http://www.livestream.com/6qTV
    y en http://www.youtube.com/6qTV

    Sigue escribiendo y explicándonos tus vivencias y mucha suerte y ánimos

    Siscu Baiges

  3. Molt bo l’article del Seble (periodista etiop), crec que es fa la pregunta correcta:

    Why don’t we consider this shameful, this sense of dependency as a person, …? Which part of our history, life style and culture thought us begging is an ok lifestyle??????
    Per a mi la paraula CULTURA és la clau.
    Valors culturals profunds condicionen els nostres comportaments.

    Ara mateix, jo visc en un país (no diguis quin és, en públic) on el verdader prestigi social no deriva de fer bé les coses, sinó que el que dóna prestigi de veritat es «fer-les fer» a algún subordinat !!! És a dir, tenir subordinats quye les facin. Curiós, oi? doncs si descobreixes valors culturals profunds (que s’identifiquen per ser la font de prestigi social) s’entenen moltes coses de les nostres societats (la nostra inclosa).
    Salut i una forta abraçada,
    Pep.

    • Hola Pep,
      pos si, la verdad, es muy curioso fijarse en los tics de la «prosperidad».
      Aquí, a parte comprar el coche más grande y más brillante, o la casa más alta y más hortera (esto es igual en Europa también), tiene uno que es muy curioso y indicativo: ESTAR GORDO/A!!!
      Justo para llevar la contraria al eslogan «la mitad del mundo se muere de hambre, y la otra mitad quiere adelgazar»!
      Incluso las modelas y cantantes nacionales salen a menudo del modelo pasarela para lucir unas formas más redondas y generosas.
      De hecho, con la alimentación que se lleva aquí, engordar es todo un reto, incluso la carne es muy poco grasa, porque los animales no los tienen parados a engordar, y la base de la alimentación, la injera, es muy rica de hierro y fibra, pero lleva muy pocos aminoácidos.
      Así que la «curva de la felicidad» es también la «curva de la prosperidad».

      Salut!

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