Fotografiar en Etiopía

Aunque la mayoría de los turistas vuelven a casa con toneladas de fotos de Etiopía, personalmente me encuentro bastante inhibido al momento de fotografiar.

A parte los hermosos paisajes, que realmente difieren mucho respecto a todas las postales que se pueden sacar en otros países africanos, hay otra categoría extremadamente popular entre los iluminados fotógrafos que recorren el país en 10 días y 10000 disparos: el retrato.

L@s etíopes tienen una belleza particular, un colorido de piel dorado en unas facciones muy delicadas, a menudo acompañadas por unos ojos grandes i expresivos… ¿quien se puede aguantar delante de esta combinación?

El problema es, como siempre, el estereotipo que pesa encima de la imagen del africano, que en nuestra sociedad de la imagen (o, mejor dicho, del espejismo), nos viene reafirmada docenas de veces al día con solo acceder a cualquier medio de comunicación: es una imagen que trasmite fundamentalmente un sentimiento de piedad y compasión hacia el “pobre negr@”, y es un filtro que condiciona de forma fundamental nuestra percepción de estos retratos*.

Estos grandes ojos de niños que fijan invariablemente la cámara, a menudo en picado desde arriba, aunque sean llenos de serenidad, paciencia, picardía y a veces incluso orgullo, automáticamente vienen traducidos, a través de nuestro filtro, en estremecedores ojos que nos piden concienciación, generosidad y altruismo, cargándonos del sentido de culpabilidad que acompaña muchos occidentales “sensibles”.

Por esto me es muy difícil fotografiar aquí, basta un detalle, un agujero en la camiseta, las manos sucias, o el entorno degradado, que este rostro, que a mi me comunica toda la nobleza de la gente de este país, comunique al ojo del espectador, menos acostumbrado del mío a tolerar las imperfecciones del entorno etíope, el estereotipo del pobre… bello, fascinante… pero pobre, desgraciado y necesitado…de nosotr@s!

Niña en Maji: que cuenta más, la expresión o la suciedad y los mocos?

Esto es lo que puede ocurrir en el norte de Etiopía, habitado en su mayoría por la etnia amhara, pero al sur, entre las tribus, es mucho peor.

Allí el estereotipo que pesa en todas las fotos es el de la exoticidad, es decir, la diversidad frivolizada en su aspecto más exterior y banal: el plato labial, los pechos desnudos, los cabellos variamente decorados… todo un muestrario de diversidades y rarezas que solo nos sorprenden un poco en su superficialidad, pero ya no nos inquietan, no nos hacen preguntar nada, porqué la camera nos da la ilusión que la diferencia esté toda allí, resumida por ella en esta extrañeza exterior…

No me puedo imaginar la cantidad de aquella misma idéntica foto, pagada, de una Mursi que mira torva y fijamente el objetivo, esparcida en los discos duros de viajeros de todo el planeta… todos orgullosos de este ejemplo único de diversidad capturado por su objetivo aventurero y audaz… casi para ponerla en el National Geographic!

Este vetusto imaginario del explorador tiene también un peso importante en toda nuestra forma de representar a África, y delante de este estereotipo, directamente escondo la camera, y me olvido de hacer fotos.

Así lo que ocurre es que la mayoría de estas fotos habla más de quien ha fotografiado, que de quien es retratado, aunque la fotografía lleva implícito el axioma fotografía=realidad… igual que las estadísticas… los dos grandes espejismos de certeza de nuestra sociedad.

Pero después de todos estos líos, salimos a hacer fotos o no?

Por supuesto que sí, porqué también con imagen podemos desmontar algún estereotipo, por difícil que sea.

Y en mi equipaje para ir a fotografiar, lo último que me llevo son los teleobjetivos, que aíslan, hacen concentrar nuestra atención en unos detalles que a menudo nos inducen a construir una realidad del resto, del que no está en la foto, completamente equivocado, porqué basado en nuestras supersticiones sobre el continente negro.

Con un objetivo angular, de amplio alcance me basta, porqué tendré que acercarme a la persona, aunque disimuladamente, y al mismo tiempo nos va a enseñar su entorno social, su paisaje… algo de su vida quizás…

Esto requiere tiempo, un acercamiento sigiloso, lento y disimulado… tal vez algún día consiga realizar un proyecto fotográfico en Etiopía, pero no será nada de espectacular… una narración, tal vez, de una gente y una forma de vivir, tan dura como noble y digna.

* A quien esté interesado en profundizar sobre la forma de representar a África en los medios recomiendo leer este interesante trabajo realizado por miembros del CEA: La imatge de l’Àfrica Negra a la televisió, de Lola López i Gustau Nerín.

Más material en la web del Centre de Estudis Africans

Una respuesta to “Fotografiar en Etiopía”

  1. Aixó es ben cert Emanuelle, la fotografia deixa ben retratat a qui la fa. Records. Toni M. Micó

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