Los peligros de conducir en Etiopía

En cualquier país extranjero en que se te acuda coger el coche, te vas a sorprender de lo mal que conducen allí, y lo raro que es todo.

Los italianos nos quejamos de los franceses que van como locos, los españoles de los italianos que tienen mucha barra, todos se quejan de los griegos que son realmente unos criminales al volante…

Pero cuando se habla de conducir en Etiopía, ya son palabras mayores!!

Aquí dicen que un coche puede circular sin motor, pero sin bocina no llega lejos!

Y es absolutamente cierto, son tantos y variados los obstáculos que te pueden caer encima que es absolutamente necesario: pito, ergo existo…

Primero de todo hay que tener presente que con diferencia, en todas las calles, hay más peatones en la calzada que coches, esto significa que continuamente tienes que esquivar (por los pelos, ya que muchas calles son muy estrechas) personas que van hablando, niños que persiguen aros de hierro, abuelas que cruzan lentamente y sin mirar, chicos que corren como locos o locos que van desnudos y a lo mejor te regañan… Y en todo eso no se te acuda pararte en un paso de zebra para dejar pasar a la gente! no lo va a entender nadie, ni el peatón, ni, mucho peor, el que viene atrás que, si no choca con ti te va a meter un bocinazo de los más indignados.

Si consigues acostumbrarte a esto, hay otro elemento al que hay que tomarle las distancias: el ganado. Incluso en la super moderna avenida de la comunidad Europea te puedes encontrar los 3 carriles disponibles atascados por una manada de más de 100 bueyes! Por no hablar de los burros que bajan de Entoto cargados con pilas de paja altas casi 2 metros: van corriendo a zigzag, y si le da por cruzar, cruzan.

Pero para mi el elemento más peligroso son los agujeros de las calles: el centro de Addis es Meskel Square, una plaza adonde convergen las calles de todas las direcciones creando un nudo de 12 carriles en un espacio amplio, con mega-pantalla con publicidades modernas y un buen asfalto que pueden llevarte a relajar y pensar que todo va bien… pero en el medio de este lío, además de coches que salen de todos lados te vas a encontrar un sumidero profundo más de 30 centímetros capaz de destrozar las suspensiones de cualquier coche que no sea un todo terreno! Y así en cualquier rincón, hay agujeros de los que no vas a salir que a brazos.

La mejor recomendación para mi es empezar a girar por Addis Abeba con taxis de “contrato”, para orientarse en las calles (aunque usan siempre atajos por callejuelas imposibles de reconocer) pero sobretodo registrar mentalmente los lugares donde haya los agujeros más insidiosos… quien se dedique a realizar el navegador para Addis Abeba, que tenga en cuenta este detalle!

Y finalmente hay los otros coches, claro! Es sorprendente lo indisciplinados y al mismo tiempo tolerantes que llegan a ser al mismo tiempo. Parece como si la ley del todo vale haga que todo el mundo intente hacer lo que puede para prevaricar a los demás, pero sepa reconocer el límite invisible en que gana el otro, evitando colisiones y problemas.

Si alguien condujese así en Europa sería abucheado, insultado y por supuesto colisionado en menos de un km… pero aquí, como todo el mundo hace de todo, se espera de todo de los demás y… entonces conducir despacio es la ley de vida, y si alguien te hace un inversión en los morros, frena y no te enfades!
Y imaginad que mi micro-bus coreano de 35 caballos es a menudo el más rápido incluso en la subida hacia las alturas de mi casa!

Caso a parte son los tristemente famosos minibuses: taxis colectivos de 12 viajeros, “semayaui setani”, los diablos azules. No te puedes esperar nada de ellos, no van a frenar si sacas el morro un poco más, no van a poner indicador en las mil paradas que hacen de continuo, no se van a preocupar de ocupar un solo carril cuando se paren, ni de no ocupar los tres disponibles cuando vayan a salir, ni de no adelantarte para después tener que pararse en seco delante de ti porqué alguien les pide en aquel momento “woradja alle”, quiero bajar… Y por este motivo te encuentras que todos los vehículos pesados y más lentos circulan por la izquierda, para evitar tener que parar a cada “woradja”, pero esto da como resultado un carril de tortugas que escupen nubes de humo negro, y uno de liebres azules también humeantes que se paran cada 300 metros… nunca me ha gustado zigzaguear, pero no queda escapatoria…

Otro peligro al acecho en los lugares más insospechados son los urbanos: no se preocupan mucho de solventar los atascos, pero si de vigilar que no se cometa alguna infracción insignificante en las pocas calles donde hay carteles i señalización horizontal. Así, después de haber sufrido adelantos por la derecha, haber esquivado coches en contrasentido o taxis que se paran de repente sin poner indicador alguno, te puede ocurrir de ser multado por haber cambiado de carril donde había línea continua en una avenida desierta de 6 carriles…

Y son extremadamente pesados y incluso brutos: como no hay un sistema de control basado el las matriculas, tienen que recurrir a sistemas coercitivos bastante primarios. Ayer aparqué en una zona prohibida y… me arrancaron la matricula para obligarme a acudir a ellos a pagar la multa!

Con todo eso, para que mis nervios sobrevivan a los 10km de desplazamiento diario de casa al despacho tengo una buena colección de música clásica que suaviza el caos que me rodea… si Bach supiera que el contrapunto de sus fugas serían los claxon de Addis Abeba!

4 respuestas to “Los peligros de conducir en Etiopía”

  1. Menudo ambientazo. Bien descrito!!! Agobiante!!

  2. Mª José Says:

    Un retrato perfecto de cómo se circula en Addis. Hace poco tiempo que sigo tu blog, pero estoy encantada con tus escritos. Sigue así y ayudanos a comprender mejor a este país que muchos llevamos en el corazón.

  3. Carles Marquès Says:

    Caram quin estrès!!! Molt interessant com sempre l’article. Per cert, no sé com deus anar d’informació de Jocs Olímpics, potser no t’interessen, però felicitats per la part que us toca per la medalla d’or de marató d’Etiòpia, va guanyar una tal Gelana.

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